Hay rodajes en los que nadie te vé, y a nadie le importas. “Necesitamos a diez: tú, tú, y yo nada”. “Otros diez” y nada de nada. Y así se puede pasar uno el día entero en la carpa de ‘las multitudes’ comiendo galletas y hablando con otros bomberos, jugadores de criquet o guerreros medievales. Y ojo, no es nada personal, no hay matemática ninguna en esto; es una pura cuestión de suerte.
Otros días ocurren cosas inesperadas como la de hoy en el set de “Ready Player Juan”, la última película de Esteban Espelbar en la que soy ser-humano#190-en-la-escalera-del-fondo más fondo. Mientras espero el “background action” se acerca el 1erAyudanteDirección para saludarme, un poco avergonzado de no acordarse bien de qué nos conocemos. No nos conocemos de nada pero le sigo la corriente y me pregunta mi nombre y le hago el chiste de LeidiGaga, y veo en su escarapela Alan y cuando me empieza a contar sobre sus vacaciones en Mallorca lo llaman por el radioteléfono.
Desde lejos Alan me indica que lo acompañe. En literalmente 1minuto he pasado de ser-humano#190-en-la-escalera-del-fondo a genio-informático#2-en-un-computador junto a los protagonistas. Muy cerquita de Esteban Espelbar. Desde ahí lo oigo todo, lo veo todo, me asignan una tarea, me maquillan entre tomas y y Alan viene de vez en cuando a contarme sobre Mallorca. Yo, eso sí, todo el tiempo en personaje para no perder la compostura mientras mis compañeros de la escalera del fondo me preguntan por señas que de qué conozco a Alan.
Al final del día me llevan a un cuarto para hacerme un escáner por si me tienen que mapear. Yo encantado. Me pagan £50,50 de más por acción especial en la escena y busco a Alan para darle las gracias y un abrazo. 1hora de tren más tarde floto desde la estación de Waterloo hasta mi lugar favorito en Firth Street donde celebro todo esto con noodles y una cerveza, porque hoy, hoy es lo más cerca que he estado de ser una estrella.